domingo, 16 de junio de 2013

That's why you're crying

Vivimos en una sociedad que confunde la felicidad con las drogas. La libertad de expresión con la rebeldía. El silencio con la soledad. La soledad con la depresión. La opinión con el anarquismo. La risa con la burla. La inocencia con la inmadurez. La inmadurez con la locura. La locura con algo malo. El llanto con la tristeza. Los sentimientos con debilidad. Las mujeres con instrumentos. Los hombres con animales. Los niños con bebés. Los bebés con muñecos. Los adolescentes con un problema. Los gustos musicales con normas. La moda con egocentrismo. Los sueños con ambición. La ambición con algo negativo. La paz con lo imposible. La guerra con la solución a los problemas. El arte con un montón de figuras. Las figuras con monotonía. El cerebro con sólo un órgano. La imaginación con demencia. Un libro con un montón de hojas. Un mundo con el nuestro. La danza con un montón de movimientos. El teatro con las telenovelas. El sarcasmo con negatividad. La mentira con la verdad. Los ricos con el poder. El pueblo con la basura. La fuerza con las armas. Las armas con juguetes. Los animales con abrigos. Los reptiles con carteras. El medio ambiente con ganancias. Las ganancias con progreso. Y a los que escriben blogs con maniáticos que lo cuestionan todo.


Atte: La chica de los zapatitos rojos.



Foto: Bueno... gracias Tumblr 


domingo, 9 de junio de 2013

Caprichos de una cebra

Recuerdo bien que una vez me encontré a una cebra por la calle, la detuve y le pregunté: ¿Los hombres son en realidad buenos pero hacen cosas malas, o son malos y hacen cosas buenas?
Ella pareció pensarlo un rato, luego me miró con sus ojos profundos, resaltando entre su piel rayada y me dijo: "Los hombres son de naturaleza malos, pero hacen cosas buenas, generalmente, para ganarse a los demás... Pero también pueden ser buenos y dejarse llevar por la sociedad, que los motiva a hacer cosas malas...". Se arregló bien el cabello y me inspeccionó con la mirada. "Yo creo que son malos y hacen cosas buenas...", agregó y se alejó sobre sus cuatro patas, con su andar soberbio.
Yo le creí, pero nunca pude entender qué quiso decir con su mirada despectiva... así que, bueno, creé un blog.

Atte: La chica de los zapatitos rojos.